sábado, 3 de octubre de 2009

CULTURA PREVENCIONISTA

Los países emergentes y sus condiciones de seguridad El capital strictu sensu es visceral y atrevido y, como un vampiro sin compasión, succiona la sangre de los hombres para hacerse más capital. Cuando se asientan las revoluciones y las conquistas sociales en las sociedades, el capital pierde parte de su impulso originario para humanizarse en solidaridad.

Europa, que dejó atrás aquel estado del “laissez faire, laissez passer” conoce sabiamente el brutal ataque sobre sus gentes cuando el capital no es controlado bajo los principios de la riqueza social.

Así, los llamados países de democracia clásica u occidental, han tejido en sus economías delicados bordados que aseguran equilibradas posiciones de rentabilidad económica y social, garantizando unas condiciones de trabajo y de seguridad y salud para todos aquellos que prestan servicios y trabajos en la comunidad. Como consecuencia, la empresa se transforma en una agrupación compatible entre el razonable beneficio del capital y la asunción de su responsabilidad social corporativa.

Lamentablemente, existen en el mundo de hoy, cientos de países en los que el capital anda a sus anchas. A muchos de esos países les denominamos emergentes pues crecen a un ritmo superior al resto, pero a costa de que sus empresas, en un teórico sistema de libre mercado, obtengan muy altos márgenes de beneficios en detrimento de los salarios de sus trabajadores y de las condiciones de seguridad y salud laboral.

¿Por qué se marchan muchas de las empresas asentadas en España y en los países de nuestro entorno? Sencillamente, porque el capital demanda otras rentabilidades muy alejadas de las propiamente sociales. Por ello, se establecen en lugares en los que las condiciones de trabajo son ínfimas y las exigencias de seguridad laboral son tan mínimas como inexistentes. Nos convertimos en incompetentes frente a ellos.

Brasil, China, México, India… son naciones que crecen artificialmente y al socaire de la libertad sin freno del capital, independientemente de sus altísimas cotas de corrupción política y administrativa. Con salarios paupérrimos, las condiciones de seguridad en el mundo del trabajo son manifiestamente negativas para los trabajadores en unas empresas en las que sólo prima la producción en detrimento de las condiciones sociales. Por esto, sus economías se encaraman en los sistemas públicos de las finanzas a cotas bien altas pero que no nos deben servir de ejemplo pues no estamos igualados, no somos comparables, con nuestros sistemas más justos, equilibrados y solidarios.

Si estamos o caminamos a un mundo globalizado, es menester que la globalización esté controlada políticamente –no sólo el dinero- y se ponga al servicio del hombre. La globalización frente al bilateralismo, tiene la gran ventaja de que las cosas no quedan a expensas de la buena voluntad del más poderoso. Si los países emergentes no asumen con profundidad la insatisfacción ante los niveles de justicia y de participación en la sociedad, flaco favor estamos haciéndoles y nos estamos haciendo con permitir se sienten en Washington a decidir el posible y nuevo sistema financiero internacional.

La UE está haciendo posible que muchos países crezcamos juntos y que finalmente conformemos una Europa social por sus niveles de protección hacia los ciudadanos y los trabajadores. Este mismo principio tiene que ser asumido en los países emergentes para que sus decisiones se equiparen en términos de igualdad a las que se proponen desde la visión de unas economías europeas que han crecido socialmente con el capital. Aquí ya, unos y otros, sí podremos competir en un mercado equivalente de libre competencia.

Los Estados Unidos debe tomar buena nota de la frivolidad financiera de la liquidez extrema e ir a una transformación que regule los mercados donde los Estados son entes intermedios y exigir, junto al positivo aporte de la UE, a los países emergentes que acudieron el 15 de noviembre con el objetivo de que no es factible el puro desarrollo económico de unos pocos frente a la tragedia social de tantos que hacen posible aquel. La nueva administración norteamericana ha de afrontar el reto de un presidente que nunca debiera haberlo sido y asegurar que el crecimiento sobre el papel de los países emergentes se traduzca en políticas salariales y sociales reales para con sus conciudadanos.

Nuestro país debe estar en ese foro de incertidumbres para ayudar a construir certidumbres que nos lleven a un mundo donde el capital navegue con la seguridad de todos. Lo demás es un canto de sirenas.

Extracto del artículo de opinión publicado en la revista Prevention World Magazine nº 25

29/09/2009 - Antonio Sánchez Cervera -

1 comentario:

  1. Ojo que solo estas mitigando el riesgo Ocupacional y las demas ramas de riesgo donde estan?

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